-¡No te pongas ese perfume? -me dijo una amiga.
-¿Por qué?
-Porque es perfume de mujer.
Pues imaginen, la "sociedad", o sea, todos nosotros, ha decidido dividir los perfumes en dos grupos: los de varones, y los de mujeres. Por tanto, no puedo usar un perfume que me gusta "porque es de mujer". Hemos dividido infinidad de artículos en destinados para varones y otros destinados para mujeres, ¿en razón de qué?
Igualmente, no puedo vestirme de rosado porque creerían que soy travesti. Ya existen ciertos patrones que tenemos que obedecer. Por ejemplo, es común vestir con colores verde a los bebés varones, mientras que a las bebés mujeres se les viste de rosado. Antiguamente los varones usaban aretes, y no las mujeres; luego la situación se invirtió. Desde la década de los '60 parece ser indistinta. Lo importante no es intercambiar usos y costumbres, sino que hay que cambiar el interior, liberarnos de los esquemas mentales, seguir y usar lo que nos indica nuestro interior.
Esto sirve de pie para señalar que incluso nuestra vida y destino lo definimos según un programa de metas establecido por la sociedad, y que nuestro éxito será calificado según dicho programa.
La gente me suele contar las novedades de la gente conocida:
-¿Y qué es de Mañuco?
-Le va muy bien. Consiguió un buen trabajo en una importante empresa, está como Gerente Corporativo y gana bastante bien.
-¿Tanto así?
-Claro, ya se compró una casa en una zona residencial y un auto último modelo.
-¿Se casó?
-Sí, con una chica muy simpática, que tiene un alto puesto en un banco. Es chica de buena familia.
De estas novedades escucho todos los días, pero nunca he escuchado que pregunten: "¿y es feliz?"
Seguiremos comentando.
20071031
20071016
Tres grandes males (3): La superstición
"La superstición es otro mal tremendo, que ha causado grandes y terribles crueldades. Las personas esclavas de ella menosprecian a las que saben más, y tratan de obligarlas a hacer lo que ellas hacen."
"Pensad en la horrorosa matanza debida a la superstición de sacrificar a los animales y al todavía más terrible prejuicio de que el hombre necesita alimentarse de carnes. Pensad en el trato a que la superstición ha dado motivo con respecto a las clases oprimidas en nuestra amada India, y ved cómo esta mala tendencia puede engendrar una despiadada inconsideración, aun entre los que conocen el deber de fraternidad.
Los hombres han cometido muchos crímenes en nombre del Dios de Amor, movidos por la pesadilla de la superstición; cuidad mucho de que no quede en vosotros ni el más leve vestigio de ella."
"Debéis evitar estos tres grandes delitos, porque son fatales a todo progreso, por ser pecados contra el amor. Pero no tan sólo estáis obligados a refrenaros de este modo ante el mal, sino que habéis de ser activos para el bien. El intenso deseo de servir ha de llegar al máximo, hasta el punto de estar siempre a la mira para aplicarlo alrededor de vosotros no tan sólo a las personas, sino a los animales y a las plantas. Debéis prestar vuestro servicio hasta en las pequeñas cosas de la vida diaria, de modo que, acostumbrándoos a ello, no podáis substraeros, cuando se presente la oportunidad de hacer cosas de mayor importancia. Pues si deseáis llegar a ser uno con Dios, que no sea para vuestro propio beneficio, sino para convertiros en canal por donde fluya Su amor para alcanzar a vuestros semejantes."
"El que está en el Sendero no vive para sí mismo, sino para los demás; se olvida de él para poder servirlos. Es a manera de pluma en manos de Dios, por la que fluye Su pensamiento y tiene expresión aquí abajo, lo que no podría suceder sin ella. Es a manera de un canal de fuego viviente que derrama sobre el mundo el Divino Amor que llena su corazón."
"La sabiduría que os capacita para ayudar, la voluntad que dirige la sabiduría, el amor que inspira la voluntad, éstas son vuestras cualidades."
"Voluntad, Sabiduría y Amor son los tres aspectos del Logos; y vosotros, que deseáis alistaros para servirlo, debéis, hacer gala de ellos en el mundo."
Krishnamurti, A los pies del Maestro.
"Pensad en la horrorosa matanza debida a la superstición de sacrificar a los animales y al todavía más terrible prejuicio de que el hombre necesita alimentarse de carnes. Pensad en el trato a que la superstición ha dado motivo con respecto a las clases oprimidas en nuestra amada India, y ved cómo esta mala tendencia puede engendrar una despiadada inconsideración, aun entre los que conocen el deber de fraternidad.
Los hombres han cometido muchos crímenes en nombre del Dios de Amor, movidos por la pesadilla de la superstición; cuidad mucho de que no quede en vosotros ni el más leve vestigio de ella."
"Debéis evitar estos tres grandes delitos, porque son fatales a todo progreso, por ser pecados contra el amor. Pero no tan sólo estáis obligados a refrenaros de este modo ante el mal, sino que habéis de ser activos para el bien. El intenso deseo de servir ha de llegar al máximo, hasta el punto de estar siempre a la mira para aplicarlo alrededor de vosotros no tan sólo a las personas, sino a los animales y a las plantas. Debéis prestar vuestro servicio hasta en las pequeñas cosas de la vida diaria, de modo que, acostumbrándoos a ello, no podáis substraeros, cuando se presente la oportunidad de hacer cosas de mayor importancia. Pues si deseáis llegar a ser uno con Dios, que no sea para vuestro propio beneficio, sino para convertiros en canal por donde fluya Su amor para alcanzar a vuestros semejantes."
"El que está en el Sendero no vive para sí mismo, sino para los demás; se olvida de él para poder servirlos. Es a manera de pluma en manos de Dios, por la que fluye Su pensamiento y tiene expresión aquí abajo, lo que no podría suceder sin ella. Es a manera de un canal de fuego viviente que derrama sobre el mundo el Divino Amor que llena su corazón."
"La sabiduría que os capacita para ayudar, la voluntad que dirige la sabiduría, el amor que inspira la voluntad, éstas son vuestras cualidades."
"Voluntad, Sabiduría y Amor son los tres aspectos del Logos; y vosotros, que deseáis alistaros para servirlo, debéis, hacer gala de ellos en el mundo."
Krishnamurti, A los pies del Maestro.
Murió a temprana edad
Todos los días vemos noticias de personas que mueren jóvenes, y suele decirse "murió a temprana edad". ¿Hay una edad para morirse? ¿Es mejor vivir feliz pocos años que un infierno de mucho tiempo?
Consideremos que cada encarnación es un tiempo de aprendizaje y, al igual que un examen, el tiempo puede variar. Es posible que un individuo haya previsto aprender ciertas lecciones en un periodo de pocos años; o quizás, la persona aprendió más rápido de lo esperado y ya no es necesario seguir en el actual cuerpo físico.
Pueden existir varias razones más por las cuales un "alma" decida desencarnar. Así pues, no debemos lamentarnos si alguien muere muy "joven", sino más bien dejar que la propia persona evalúe la encarnación que acaba de dejar.
Después de todo, el proverbio dice que "nadie muere la víspera".
Consideremos que cada encarnación es un tiempo de aprendizaje y, al igual que un examen, el tiempo puede variar. Es posible que un individuo haya previsto aprender ciertas lecciones en un periodo de pocos años; o quizás, la persona aprendió más rápido de lo esperado y ya no es necesario seguir en el actual cuerpo físico.
Pueden existir varias razones más por las cuales un "alma" decida desencarnar. Así pues, no debemos lamentarnos si alguien muere muy "joven", sino más bien dejar que la propia persona evalúe la encarnación que acaba de dejar.
Después de todo, el proverbio dice que "nadie muere la víspera".
20071013
Pecados veniales
Hoy, estaba observando a un señor que leía una revista religiosa, un artículo titulado "Está el mal descontrolándose". Aunque sólo pude ver el título, me hizo reflexionar sobre lo que consideramos "el mal". Una definición sería: "el mal es lo que hacen los demás, sobre todo si cae en la categoría de nuestro patrón moral". Según esto, los malos siempre son los demás, mientras que nosotros somos siempre los buenos. Me corrijo, a veces decimos que cometemos algunos pecados "veniales", ligeras incorrecciones morales, esporádicas y, ¡cómo no! siempre justificadas. "Cometemos errores porque somos humanos", suele responderme la gente. Más bien, es al contrario: Somos humanos debido a que cometemos "errores".
Esta dimensión de conciencia es como un grado en la escuela, estamos aquí porque necesitamos despertar conciencia. En cada encarnación admitimos un determinado patrón moral derivado de nuestra percepción acumulada de nuestras encarnaciones previas. A partir de este patrón moral juzgamos a los demás: los que tienen un patrón moral más estricto que el nuestro, los llamamos "conservadores, anticuados"; y a los que tienen un patrón menos estricto les llamamos "liberales".
Como ahí no acaba nuestra tendencia a juzgar a los demás, hemos inventado el término "libertinaje", para coactar nuestra libertad, pues algunas voces eclesiásticas dicen que "libertad es la capacidad de voluntad de elegir el bien y rechazar el mal". Sin embargo, libertad es la capacidad de elegir entre más de una alternativa. La calificación que una alternativa sea buena o mala, dependerá de nuestro patrón moral personal, no obstante, la Ley de Causa y Efecto nos devolverá exactamente lo que sembremos. Ya hemos mencionado varias veces que dicha Ley es impersonal, no etiqueta la acción como buena o mala, simplemente la devuelve a su autor.
Esta dimensión de conciencia es como un grado en la escuela, estamos aquí porque necesitamos despertar conciencia. En cada encarnación admitimos un determinado patrón moral derivado de nuestra percepción acumulada de nuestras encarnaciones previas. A partir de este patrón moral juzgamos a los demás: los que tienen un patrón moral más estricto que el nuestro, los llamamos "conservadores, anticuados"; y a los que tienen un patrón menos estricto les llamamos "liberales".
Como ahí no acaba nuestra tendencia a juzgar a los demás, hemos inventado el término "libertinaje", para coactar nuestra libertad, pues algunas voces eclesiásticas dicen que "libertad es la capacidad de voluntad de elegir el bien y rechazar el mal". Sin embargo, libertad es la capacidad de elegir entre más de una alternativa. La calificación que una alternativa sea buena o mala, dependerá de nuestro patrón moral personal, no obstante, la Ley de Causa y Efecto nos devolverá exactamente lo que sembremos. Ya hemos mencionado varias veces que dicha Ley es impersonal, no etiqueta la acción como buena o mala, simplemente la devuelve a su autor.
20071011
Tres grandes males (2): La crueldad
Seguimos con las palabras de Krishnamurti sobre los grandes males.
"En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: intencionada y sin intención."
"La crueldad intencionada consiste en causar, de propósito, dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que de hombre. Diréis que ningún hombre puede hacer una cosa semejante; pero precisamente los hombres la han hecho muy a menudo y aún la están haciendo cada día. Los inquisidores la practicaron, y también muchas gentes religiosas en nombre de su religión; los vivisectores, así como habitualmente algunos maestros de escuela. Todas estas personas tratan de excusar su brutalidad con la costumbre; pero un crimen no deja de serlo porque muchos hombres lo cometan. Karma no tiene en cuenta las costumbres; y el karma de la crueldad es el más terrible. En la India, al menos, no puede haber excusa para tales costumbres, porque todos conocen el deber de no acusar mal a nadie. El destino de los crueles cae también sobre aquellos que se dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte."
"Ya sé que tales cosas no las efectuáis vosotros, y por amor de Dios hablaréis claramente contra ellas cuando la oportunidad se os presente. Pero también hay crueldad en las palabras como en los actos, y una persona que diga una palabra con intención de herir a otra es culpable de este crimen. Esto tampoco lo haréis vosotros; pero algunas veces una palabra dicha al descuido hace tanto daño como una maliciosa. Así pues, debéis estar siempre en guardia contra la crueldad no intencionada."
"En general, ello procede de la irreflexión. Hay hombres tan poseídos de la ambición y de la avaricia, que ni siquiera se dan cuenta del sufrimiento que causan a los demás pagándoles poco, o haciendo pasar hambre a su mujer e hijos Otros, pensando tan sólo en su codicia, se preocupan poco de los cuerpos y de las almas, a quienes arruinan por satisfacerla. Para librarse de unos cuantos minutos de molestia, un hombre deja de pagar a sus obreros el día que les corresponde, sin acordarse de las dificultades que este hecho les reporta. ¡Tanto sufrimiento se causa por descuido, por olvidar cómo una acción ha de afectar a los demás!... Pero Karma nunca olvida, y no tiene en cuenta que los hombres olviden los hechos."
"Si deseáis entrar en el Sendero, debéis pensar en las consecuencias de vuestros actos, para que no seáis culpables de crueldad irreflexiva."
Krishnamurti, "A los pies del Maestro".
"En cuanto a la crueldad, ésta es de dos clases: intencionada y sin intención."
"La crueldad intencionada consiste en causar, de propósito, dolor a otros seres vivientes, y éste es el pecado más grave de todos: obra de diablo más bien que de hombre. Diréis que ningún hombre puede hacer una cosa semejante; pero precisamente los hombres la han hecho muy a menudo y aún la están haciendo cada día. Los inquisidores la practicaron, y también muchas gentes religiosas en nombre de su religión; los vivisectores, así como habitualmente algunos maestros de escuela. Todas estas personas tratan de excusar su brutalidad con la costumbre; pero un crimen no deja de serlo porque muchos hombres lo cometan. Karma no tiene en cuenta las costumbres; y el karma de la crueldad es el más terrible. En la India, al menos, no puede haber excusa para tales costumbres, porque todos conocen el deber de no acusar mal a nadie. El destino de los crueles cae también sobre aquellos que se dedican intencionadamente a matar a las criaturas de Dios, y llaman a esto deporte."
"Ya sé que tales cosas no las efectuáis vosotros, y por amor de Dios hablaréis claramente contra ellas cuando la oportunidad se os presente. Pero también hay crueldad en las palabras como en los actos, y una persona que diga una palabra con intención de herir a otra es culpable de este crimen. Esto tampoco lo haréis vosotros; pero algunas veces una palabra dicha al descuido hace tanto daño como una maliciosa. Así pues, debéis estar siempre en guardia contra la crueldad no intencionada."
"En general, ello procede de la irreflexión. Hay hombres tan poseídos de la ambición y de la avaricia, que ni siquiera se dan cuenta del sufrimiento que causan a los demás pagándoles poco, o haciendo pasar hambre a su mujer e hijos Otros, pensando tan sólo en su codicia, se preocupan poco de los cuerpos y de las almas, a quienes arruinan por satisfacerla. Para librarse de unos cuantos minutos de molestia, un hombre deja de pagar a sus obreros el día que les corresponde, sin acordarse de las dificultades que este hecho les reporta. ¡Tanto sufrimiento se causa por descuido, por olvidar cómo una acción ha de afectar a los demás!... Pero Karma nunca olvida, y no tiene en cuenta que los hombres olviden los hechos."
"Si deseáis entrar en el Sendero, debéis pensar en las consecuencias de vuestros actos, para que no seáis culpables de crueldad irreflexiva."
Krishnamurti, "A los pies del Maestro".
20071009
Tres grandes males (1): La maledicencia
Les retransmito este interesante pasaje de Krishnamurti, en su obra "A los pies del Maestro".
"Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que todos los demás: maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el amor. Si el hombre quiere henchir su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y combatirlos constantemente.
Veamos los efectos de la maledicencia: Principia con el mal pensamiento, y esto en sí mismo es ya un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estorbar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.
Si pensáis mal de otro, cometéis tres iniquidades a un tiempo:
1a: Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentáis las tristezas del mundo.
2a: Si en el ser en quien pensáis existe el mal que le atribuís, lo vigorizáis y alimentáis; y así, hacéis peor a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, podéis convertirlo en aquello que de él habéis pensado.
3a: Nutrís vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impedís vuestro propio desarrollo y os hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.
No contento con hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado? Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: "Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".
Krishnamurti, "A los pies del Maestro".
"Hay tres pecados que causan en el mundo mayores males que todos los demás: maledicencia, crueldad y superstición, porque son pecados contra el amor. Si el hombre quiere henchir su corazón de amor divino, ha de vigilarlos y combatirlos constantemente.
Veamos los efectos de la maledicencia: Principia con el mal pensamiento, y esto en sí mismo es ya un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estorbar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.
Si pensáis mal de otro, cometéis tres iniquidades a un tiempo:
1a: Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentáis las tristezas del mundo.
2a: Si en el ser en quien pensáis existe el mal que le atribuís, lo vigorizáis y alimentáis; y así, hacéis peor a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, podéis convertirlo en aquello que de él habéis pensado.
3a: Nutrís vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impedís vuestro propio desarrollo y os hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.
No contento con hacerse todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible es este pecado? Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: "Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello".
Krishnamurti, "A los pies del Maestro".
20071003
El amor y las relaciones humanas
A continuación, las palabras de Krishnamurti sobre el tema:
"Si examinamos bien a fondo nuestra presente relación humana, sea ésta íntima o superficial, duradera o transitoria, vemos que ella está fragmentada. La esposa o el marido, el joven o la muchacha, cada uno vive encerrado en su propia ambición, en sus empeños personales y egoístas, en su propio caparazón. Todo ello es un factor que contribuye a edificar una imagen dentro de cada uno y, en consecuencia, la relación con el otro se establece a través de esa imagen. Por lo tanto, no hay verdadera relación."
"Yo no sé si ustedes son concientes de la estructura y naturaleza de esta imagen que uno ha construido dentro y en torno de sí mismo. Todos estamos haciéndolo constantemente, ¿y cómo puede haber relación entre uno y otro si existe esa urgencia personal, esa envidia, competencia, codicia, todas aquellas cosas que son sustentadas y exageradas en la sociedad moderna? ¿Cómo puede haber relación con otro si cada cual está persiguiendo su propio logro personal, su propio éxito?"
"No sé si nos damos cuenta plenamente de esto. Estamos tan condicionados que aceptamos como la norma, como nuestro patrón de vida, que cada cual debe obedecer a su particular idiosincrasia o tendencia y, no obstante, tratar de establecer una relación con otro. ¿No es eso lo que todos hacemos? Usted podrá estar casado, podrá trabajar en una oficina o en una fábrica; cualquier cosa que usted haga, durante todo el día está persiguiendo eso. Y lo mismo su mujer en el hogar, con sus propias preocupaciones, sus propias vanidades, etc. ¿Dónde está la relación entre dos seres humanos así? ¿En el sexo? Una relación tan superficial, tan limitada, tan restringida, ¿no es en sí misma corrupción?"
"Quizá se pregunten: ¿cómo ha de vivir uno si no va a la oficina, si no persigue su ambición personal, su deseo de alcanzar, de obtener? Si uno no hace nada de esto, ¿qué es lo que debe hacer? Yo pienso que ésta es una pregunta absolutamente errónea, ¿no es así? Porque nosotros estamos interesados en producir un cambio radical en toda la estructura de la mente. La crisis no está en el mundo externo sino en la conciencia misma. Y hasta que comprendamos esta crisis, no de modo superficial, no de acuerdo con algún filósofo, sino realmente y en profundidad, observándola, examinándola por nosotros mismos, no seremos capaces de producir un verdadero cambio. Estamos intere-sados en la revolución psicológica, y esta revolución sólo puede tener lugar cuando existe la correcta clase de relación entre los seres humanos."
Fragmento del discurso que pronunciar Krishnamurti, el 24 de Abril de 1971.
"Si examinamos bien a fondo nuestra presente relación humana, sea ésta íntima o superficial, duradera o transitoria, vemos que ella está fragmentada. La esposa o el marido, el joven o la muchacha, cada uno vive encerrado en su propia ambición, en sus empeños personales y egoístas, en su propio caparazón. Todo ello es un factor que contribuye a edificar una imagen dentro de cada uno y, en consecuencia, la relación con el otro se establece a través de esa imagen. Por lo tanto, no hay verdadera relación."
"Yo no sé si ustedes son concientes de la estructura y naturaleza de esta imagen que uno ha construido dentro y en torno de sí mismo. Todos estamos haciéndolo constantemente, ¿y cómo puede haber relación entre uno y otro si existe esa urgencia personal, esa envidia, competencia, codicia, todas aquellas cosas que son sustentadas y exageradas en la sociedad moderna? ¿Cómo puede haber relación con otro si cada cual está persiguiendo su propio logro personal, su propio éxito?"
"No sé si nos damos cuenta plenamente de esto. Estamos tan condicionados que aceptamos como la norma, como nuestro patrón de vida, que cada cual debe obedecer a su particular idiosincrasia o tendencia y, no obstante, tratar de establecer una relación con otro. ¿No es eso lo que todos hacemos? Usted podrá estar casado, podrá trabajar en una oficina o en una fábrica; cualquier cosa que usted haga, durante todo el día está persiguiendo eso. Y lo mismo su mujer en el hogar, con sus propias preocupaciones, sus propias vanidades, etc. ¿Dónde está la relación entre dos seres humanos así? ¿En el sexo? Una relación tan superficial, tan limitada, tan restringida, ¿no es en sí misma corrupción?"
"Quizá se pregunten: ¿cómo ha de vivir uno si no va a la oficina, si no persigue su ambición personal, su deseo de alcanzar, de obtener? Si uno no hace nada de esto, ¿qué es lo que debe hacer? Yo pienso que ésta es una pregunta absolutamente errónea, ¿no es así? Porque nosotros estamos interesados en producir un cambio radical en toda la estructura de la mente. La crisis no está en el mundo externo sino en la conciencia misma. Y hasta que comprendamos esta crisis, no de modo superficial, no de acuerdo con algún filósofo, sino realmente y en profundidad, observándola, examinándola por nosotros mismos, no seremos capaces de producir un verdadero cambio. Estamos intere-sados en la revolución psicológica, y esta revolución sólo puede tener lugar cuando existe la correcta clase de relación entre los seres humanos."
Fragmento del discurso que pronunciar Krishnamurti, el 24 de Abril de 1971.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)