Hemos notado que muchas personas reniegan en sus trabajos. Cuando les preguntamos si les gusta su trabajo responden afirmativamente. Entonces, ¿por qué el disgusto? Tal vez debieran examinar a fondo si lo que desarrollan es realmente su vocación. En ese caso, replantearíamos todos nuestros gustos y aspiraciones, quizás en algún momento de la niñez cambiamos nuestra vocación por otra que nos influenció el entorno. Por otro lado, también existe la alternativa de "remodelar" la oficina. Si sonreíamos, mostramos buen humor, iniciativa, eso trasluce en nuestra aura y es buena influencia para el resto de nuestros colegas. Ellos, poco a poco irán cambiando, ya que su ser interno reconocerá la luz y se acercará a ella. Habremos puesto un granito de arena en la remodelación de nuestra oficina.
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